No es un monólogo, ni un cuentacuentos, ni una obra dramática. Es un espectáculo compuesto con trozos de vida. Historias reales o ficticias, vividas o inventadas. Desde recuerdos infantiles, vivencias cotidianas, historias familiares, cuentos populares y otras vitales de autores como Benedetti o Galeano. Es decir, un repaso a la emoción de vivir.